miércoles, 16 de junio de 2010

Cuando el fútbol grande no es la única opción.

En el club de futsal Pinocho, los jugadores desarrollan su pasión desde otra variante.

Por Lucas Bertellotti - La Nación.

Enamorados del fútbol, miles de jóvenes buscan llegar a la primera división, lugar al que acceden muy pocos. A medida que las oportunidades se deshacen y las chances de formar parte de esa elite se achican, el abanico de opciones para seguir vinculado a lo que más quieren se agranda. El futsal es un deporte en pleno crecimiento en la Argentina, que recibe en sus ligas cada vez más jugadores, en busca de una segunda oportunidad.

Con edad de quinta división (16 años), Sebastián Corazza jugaba en la tercera de Platense. En el momento justo para firmar el primer contrato, su representante llegó con las manos vacías tras varias reuniones con los dirigentes. Después de algunos meses sin ser tenido en cuenta, decidió dejar el fútbol. "Para llegar en cancha de once te tenés que bancar mucho manoseo. Yo no pude", dijo Corazza.
Pero su camino no terminó ahí. Cuando intuía la posibilidad de no llegar, se acercó a Pinocho, un típico club de barrio, de Villa Urquiza, que comenzaba a dar sus primeros pasos en el torneo de AFA de futsal. Hoy, es el capitán del equipo más prestigioso del país. "Jugar en futsal es hermoso, se siente mucha más adrenalina que en una cancha grande, con mucha menos presión", dijo.
Pinocho es hexacampeón consecutivo y, en la actualidad, mira desde arriba a clubes como Boca, River o Independiente. "Teníamos un buen grupo de jugadores y desde que subimos a primera hicimos buenas campañas. Después, contratamos a Fernando Wilhelm, de River, y fue un jugador que provocó un cambio en la mentalidad del club. Desde ahí no paramos", dijo Ezequiel Gazzo, director técnico de Pinocho. Y agregó: "Somos una excepción. Tenemos kinesiólogos, médicos y ropa de una marca deportiva. Somos un equipo superprofesional".

Santiago Elías, de 27 años, fue considerado el año pasado el mejor arquero del mundo por futsalplanet.com, el sitio de Internet más visitado del deporte, pero lo que gana en Pinocho, unos 1100 pesos por mes, no le alcanza para vivir. Llega cansado a cada entrenamiento después de trabajar en una fábrica de repuestos metalúrgicos, con su padre. "La diferencia con el jugador profesional es que ellos se levantan y sólo piensan en entrenarse. Muchos de nosotros tenemos que trabajar con nuestra familia, y ellos nos dan algunos permisos que en otros trabajos no tendríamos."

Elías quedó libre de Platense a los 15 años y no volvió a probar en otro club: "Si pudiera elegir, me encantaría atajar en cancha de once, pero cuando juego para Pinocho lo hago con un grupo de amigos que conozco desde hace diez años y eso es inigualable".

Mauro Rientre se arrepiente de no haber probado suerte en otro club, luego de no pasar una prueba en Almagro y no quedar en el plantel titular de Platense, a los 15 años. Comenta que todavía tiene la espina clavada por no intentar una vez más. Pero Rientre, un zurdo con mucha calidad y elegancia, sabe disfrutar del futsal: "Jugar con amigos, viajar por el mundo y hasta cobrar un viático que sirve para el bolsillo ayuda mucho y es muy lindo". Es profesor de educación física y pasa la mayoría del tiempo en Pinocho, entrenando a las categorías menores y dando clases de natación en la pileta del club. "Cuando jugamos de locales, nos vienen a ver unas 600 personas.
Los nenes que juegan en las inferiores nos tienen como ídolos, y esa imagen no me la quita nadie", dijo.

Un deporte que crece

El futsal está muy desarrollado en la Argentina, con entrenamientos exigentes, viáticos y giras por el interior del país.
Aunque no figuren en las tapas de los diarios, no aparezcan en televisión o no se los vea rodeados de las cortes muchas veces oportunistas de los superprofesionales, los jugadores de Pinocho son felices.
Cada día se levantan con la certeza de que por la noche, cuando terminen sus trabajos, irán a entrenarse o a jugar un partido decisivo, y se sentirán verdaderos futbolistas.
52 clubes participan del torneo de futsal de la AFA, entre la primera y la segunda división. San Lorenzo es el actual líder del campeonato y Pinocho, el hexacampeón consecutivo. Boca se coronó cinco veces y River, tres.

Muy diferente

El futsal se juega en cancha de dimensiones chicas y su técnica difiere largamente del fútbol en cancha de once."Es riquísimo en táctica y técnicamente requiere mucha habilidad y destreza, porque se juega en espacios reducidos. A diferencia del fútbol grande, la toma de decisiones se debe hacer más rápido, porque no hay tiempo. A pesar de que hay un líbero, dos alas y un pivote, no hay posiciones fijas, se rota todo el tiempo y se marcan cuatro o cinco goles en cada partido", dijo, con simplicidad y precisión, Fernando Wilhelm, uno de los mejores jugadores argentinos, que se desempeña en Marca, de Treviso, Italia.

El nivel de la Argentina

A nivel selección, la Argentina es muy inferior a España, Italia y Brasil, el líder indiscutido del deporte. "Para la selección se juega gratis, por la camiseta. Pero a los jugadores de Brasil, por ejemplo, por un amistoso les pagan unos 5000 pesos. A nosotros nos dan 25 dólares", dijo Sebastián Corazza, que jugó el Mundial de 2008 de Brasil, donde la Argentina quedó eliminada en la segunda rueda de grupos. La mejor ubicación histórica fue en Taiwan 2004, cuando consiguió el 4° puesto, tras perder en semifinales ante Italia. El próximo Mundial será en 2012, en Tailandia.

Un mercado que crece

Unos 150 jugadores argentinos juegan en ligas del exterior, en su mayoría en la de Italia, pero también en España (la de mayor nivel y profesionalismo), Portugal y Rusia. El sueldo promedio es de unos 1500 o 2000 euros.
Un jugador de primer nivel, como Fernando Wilhelm, en Italia, puede llegar a ganar de 6000 a 8000 euros.

En pie de guerra

A comienzos de 2009, Fernando Larrañaga, entrenador de la selección argentina, convocó a varios jugadores de Pinocho para comenzar la pretemporada. Los dirigentes del club, que debía viajar para jugar un partido de Copa Libertadores, le pidieron a Larrañaga si los citados podían presentarse un día más tarde. Al final, lo hicieron con un día más de retraso. Larrañaga se enojó y desde entonces no citó a más jugadores de Pinocho. Hace unos 15 días, la dirigencia del club envío una carta a la AFA con un pedido de disculpas por aquel hecho. Antes del conflicto, tenía ocho jugadores en la selección.



Nota publicada en la contratapa del Diario “LA NACION"

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